Acaba de entrar en nuestra biblioteca un libro recién publicado por la Institución “Fernando el Católico” que tiene que ver con diversas obras artísticas de primera magnitud que conservamos en el Museo de Zaragoza. Se trata de una monografía que resume la tesis doctoral de su autora, Nuria Ortiz Valero, y que se titula “Martín Bernat, pintor de retablos, documentado en Zaragoza entre 1450 y 1505”. A lo largo de las trescientas sesenta y cuatro páginas del libro se estudian a fondo la figura y el recorrido del pintor Martín Bernat, uno de los más importantes representantes de la corriente pictórica hispano-flamenca que trabajaron en Aragón.
La obra comienza con una sólida biografía que aporta un renovado cuadro vital de autor, imprescindible para comprender mejor su trayectoria artística y a la sociedad zaragozana de finales de le Edad Media. La autora dedica una mención muy interesante a la labor de Martín Bernat como formador de otros pintores, jóvenes aprendices que desarrollaron su trabajo en el taller del maestro, en torno a los numerosos y grandes encargos que recibió a lo largo de su más de medio siglo de vida profesional. El libro acota primero su obra documentada y perdida, para pasar seguidamente al estudio pormenorizado de su producción documentada y aún conservada y, por último, a las obras que por sus particularidades estilísticas y técnicas, han sido atribuidas a Martín Bernat.
En estos dos últimos apartados es donde cobra carta de naturaleza el Museo de Zaragoza a través de magníficas pinturas que conserva y exhibe. Comenzamos con el retablo mayor de la iglesia de la Santa Cruz de Blesa (Teruel) que ingresó por compra en nuestro museo en 1922, lo que le salvó de una destrucción cierta durante los episodios de la Guerra Civil Española de 1936. Este mueble se contrató por los legados de la villa de Blesa a los pintores Martín Bernat y Miguel Jiménez el día 9 de noviembre de 1481, por un coste de 8.450 suelos jaqueses. El retablo está dedicado a narrar el hallazgo y exaltación de la Santa Cruz, según la “La leyenda Dorada” de Santiago de la Vorágine. En el museo conservamos diez y nueve tablas más cuatro fragmentos de la polsera del citado retablo, es decir prácticamente toda la pieza excepto la mazonería y parte del sotabanco. En conclusión, una obra de gótico hispano-flamenco realizada por dos de los más estacados representantes de la citada corriente artística en Aragón.
La otra pintura incluida en la monografía, esta vez en el apartado de atribuciones, y conservada en el Museo de Zaragoza es una tabla (134×132 cm, está recortada por parte alta) que representa el “Descendimiento de la cruz” y que perteneció al ático de un grandioso retablo del que desconocemos su procedencia. En el catálogo del museo realizado en 1867, ya figura esta tabla con el número 8 y se la describe como “cuadro de escuela alemana antigua”. Razones estilísticas colocan a esta obra como producto de la colaboración de Martín Bernat con Bartolomé Bermejo y posiblemente fuera pintada en torno a 1479.
Es este un riguroso y bien construido estudio sobre Martín Bernat que apoyado en un completo despliegue documental, glosa la vida y la obra de un pintor de primera línea, integrado en una generación brillante con destacados artistas como el escultor Gil Morlanes el Viejo, los pintores Miguel Jiménez y Bartolomé Bermejo o el impresor Pablo Hurus,
con quienes Bernat mantuvo estrechos contactos personales y profesionales. Un estudio en el que los fondos del Museo de Zaragoza relacionados con este artista se ven perfectamente tratados.