El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una jornada reivindicativa y lúdica a partes iguales, en la que instituciones y ciudadanos recuerdan que todavía queda mucho por avanzar, tanto en lo que se refiere al respeto a los derechos humanos de la mujer en muchas regiones del mundo, como en la verdadera igualdad de género en los países desarrollados. Con ese mismo espíritu de reivindicación y disfrute, el Museo de Zaragoza se suma a los actos de esta jornada y propone una mirada distinta a sus colecciones con la actividad “Un paseo en femenino”, cuya primera edición tuvo lugar en 2013. Nuestra amplia colección permite muchas lecturas y, sin duda, la que es más pertinente en esta fecha es aquella que nos acerca a los roles ejercidos por la mujer en diferentes épocas que nos permitirán observar cómo se la ha representado visualmente.
Sugerimos iniciar este itinerario alternativo en la sala dedicada a Antigüedad. La reproducción de un telar íbero, entre otros ejemplos de cultura material, nos recuerda que el status de la mujer en las culturas antiguas estaba determinado en gran parte por su habilidad como hilandera, ya que era quien se encargaba de confeccionar la indumentaria de la familia. Sin embargo, mientras este punto era común en todas las culturas, algunas bien cercanas entre sí daban un trato social muy dispar a las mujeres. Este punto de unión dará pie para ver las diferencias entre las mujeres íberas, griegas y romanas.
Ya fuera de la actividad de este sábado, pero dentro de la misma sala, nos topamos con el bello rostro de la conocida como “Dama de Fuentes”, por su hallazgo en Fuentes de Ebro (Zaragoza). Con esta excepcional estatua del s. II a. E., que representa a la Victoria podremos acercarnos al papel social de la mujer en la antigüedad romana. La matrona romana poseía gran respeto y peso social, sí, pero siempre avalado por valores como la docilidad hacia el poderoso pater familias, como la recta institutriz de hijos varones o como la anciana que custodia la memoria familiar.
Damos un salto temporal para admirar la tabla «Nacimiento de San Juan Bautista» que nos lleva a la representación del mundo doméstico en pinturas religiosas del Renacimiento. Con esta obra de Jerónimo Vallejo Cósida del s. XVI, veremos el papel fundamental de apoyo y cuidados, jugado por las mujeres y muy especialmente en el momento del parto de una de ellas, en concreto, Santa Isabel, madre de Juan el Bautista.
Afortunadamente, son muchas las aportaciones hechas a la historiografía del arte desde una perspectiva de género, que han recolocado en su lugar a muchas mujeres artistas desconocidas durante siglos y cuyas obras, a menudo, se atribuyeron a sus padres, maridos o a otros pintores. Es el caso de Lavinia Fontana, la autora de este excepcional Doble retrato de matrimonio (hacia 1577-1585), una pequeña pintura al óleo sobre cobre, que se presume como un retrato de esponsales de la propia autora y Gian Paolo Zappi, en el que se desvelan aquellos discretos detalles de amor y fidelidad de la pareja.
Cada cultura construye sus propios modelos de mujer. En el álbum Modas de hoy en día (Ima sugata) de Yamamoto Shôun, (1909) se representan diferentes imágenes del ideal de mujer japonesa en el periodo Meiji (1868-1912). Se trata de un momento crucial para el Japón tradicional, en el que se ve influido por el mundo occidental, que sigue un nuevo canon de belleza, y combina elementos tradicionales, como los abanicos, kimonos y objetos populares (como muñecos-amuletos infantiles), junto con novedades tecnológicas y culturales de Occidente
En la última parte veremos a través de los fondos de pintores aragoneses de los siglos XIX y XX cómo van surgiendo diferentes arquetipos de mujer. Desde la obra del aragonés Juan José Gárate, que plasma en su obra los estereotipos de la mujer que el propio cambio de siglo y la crisis finisecular crearon. Desde el Ángel del hogar, portadora de los más elevados valores y protectora de la familia a la femme fatale: la mujer extravagante, sensual y exquisita de “Alma felina”
Alejadas de estos arquetipos seductores encontramos a los personajes femeninos de la línea regionalista de Francisco Marín Bagüés (1879-1961). El pintor de Leciñena pintó en numerosas ocasiones a las mujeres de la sociedad tradicional de principios del siglo XX y lo hizo aproximándose con amabilidad a su vida cotidiana.
El tema de “Las Tres Edades”, reflexión simbólica sobre la vida y el devenir fue tratado por el pintor en varias ocasiones a lo largo de su producción artística. El museo custodia dos obras con ese título realizadas en 1905 y 1950. En la primera versión vemos a cuatro mujeres- una anciana, dos jóvenes y una niña- conversando en un aparente momento de descanso en el interior de una casa, pero no permanecen ociosas ni siquiera entonces, la mayor está pelando patatas y una de las jóvenes, está tejiendo. Acción que podemos interpretar como alusión a la rueca y las hilanderas, símbolo del paso del tiempo y de la muerte.
Nos dejamos en el tintero muchas obras y objetos conservados en el Museo de Zaragoza, en las cuales puede rastrearse esa presencia de lo femenino, paralela a la masculina, a menudo difuminada. Todavía es necesario poner en valor la figura de la mujer como creadora que encarna los valores de su tiempo.
MdZ