Mañana se celebra el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid. Esta fecha tan señalada hace mención al levantamiento popular contra los franceses que tuvo lugar en la capital y que desembocaría en la Guerra de la Independencia. La importancia histórica de esta fecha ha hecho que sea el día de la Comunidad de Madrid, pero también ha dejado testimonio en algunas de las obras de arte más famosas de nuestro país como “La lucha con los mamelucos” o “Los fusilamientos” (que se refiere a las represalias de los franceses un día después, el 3 de mayo) de Francisco de Goya. Hoy repasamos esta cita histórica con las obras del Museo de Zaragoza.
Las refriegas contra los franceses trajeron muchas muertes pero, una de las más famosas, es la de Manuela Malasaña. Su figura ha trascendido hasta nuestros días como una de las heroínas de la Guerra de la Independencia y da nombre a uno de los barrios más conocidos de Madrid. Manuela era una joven bordadora de 17 años. Las circunstancias de su muerte continúan en discusión, pero hay dos versiones aceptadas. Una de ellas dice que se incorporó a la defensa facilitando la pólvora y municiones a su padre, siendo alcanzada por un disparo. La otra versión asegura que se habría mantenido a salvo en el taller donde trabajaba y, al volver a casa, se habría defendido del abuso de los soldados franceses con sus tijeras, acabando fusilada.
El lienzo que se expone en el Museo de Zaragoza reproduce el momento en el que Juan Malasaña sale a vengar la muerte de su hija a manos de un soldado francés. En la obra se representa el forcejeo de los dos hombres junto al cadáver de la joven, con las tropas francesas de fondo que irrumpen en las calles de la ciudad. Esta obra ganó la Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887 y es una muestra del dominio técnico del artista en la magnífica ejecución del color.
El cuadro de Malasaña y su hija es uno de los grandes lienzos que conserva el museo y, sin duda, una de las obras que mejor homenajean a las víctimas de estos episodios de 1808. Sin embargo, en el museo también conservamos estampas del pintor que reflejó como ningún otro el horror y las consecuencias de la guerra. Se trata de Francisco de Goya, que relató los desastres de la guerra en la serie de estampas del mismo título, así como en otras no seriadas, entre las que hoy vamos a destacar dos por ser las más relacionadas con esta efeméride del dos de mayo.
El buitre carnívoro, Desastres, 76, Francisco de Goya, 1863.
Esta estampa es una metáfora de la guerra. El buitre se refiere a las tropas francesas expulsadas por el pueblo, que queda representado por el hombre que lo empuja con la horca y el gentío de personas de fondo.
Coloso, copia de Francisco de Goya, 1923.
Se trata de la estampa suelta más extraordinaria. En ella se representa un misterioso gigante, con expresión melancólica y meditabunda. El coloso está sentado ante un paisaje desolado y la luna que se dibuja en el cielo nos hace pensar que espera la llegada del nuevo día.
Esta estampa se relaciona con el cuadro del mismo título conservado en el Museo Nacional del Prado pero su significado no está claro. Podría tratarse de una personificación de España en el alzamiento contra los franceses, aludir a Napoleón o a la propia humanidad que espera un nuevo día. En cualquier caso, su relación con la Guerra de la Independencia y los hechos que tuvieron lugar “este fin de semana” es clara.
Desde aquí, el Museo de Zaragoza felicita a todos los madrileños y a los aragoneses residentes en la capital y recuerda la dura batalla que luchan estos días, más cruda aún que la vivida en nuestra tierra. Con estas breves notas sobre la historia que se vivió en Madrid, contada a través de las obras de Zaragoza, incidimos en la idea del arte como patrimonio universal y compartido, testimonio de la idea de unidad frente a la dificultad, tan necesaria estos días.
MdZ