El origen de esta sección se encuentra en la colección particular de don Federico Torralba Soriano (1913-2012), catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza quien, en 2001, legó la misma al Gobierno de Aragón mediante un pacto sucesorio.
El profesor Torralba creció en un privilegiado entorno familiar que mostraba una notable sensibilidad por la cultura, especialmente por influencia de su madre, a la que estaba muy unido. Pronto comienza a forjarse en él su inquietud como coleccionista al moverse en círculos que propician ese contacto temprano con el arte.
La colección de arte oriental legada por Federico Torralba está compuesta por 1047 obras pertenecientes a diversas manifestaciones artísticas: lacas, esculturas, pinturas, esmaltes, cerámicas, mobiliario, estampas y libros ilustrados, etc.
Su cronología abarca desde el siglo III hasta el siglo XX, aunque la mayor parte de las piezas se enmarcan entre los siglos XVII y XIX. La procedencia de las mismas es también muy amplia y variada. La mayor parte de la colección procede de Japón y de China, pero también hay piezas de Tailandia, Birmania, Indonesia, Tíbet, Nepal, India, Corea, Turquía e Irán.
En cuanto a la naturaleza artística de los fondos, estos pueden ser clasificados de la siguiente forma:
– Pinturas, caligrafías, dibujos y miniaturas. Son obras de tinta monocroma o bien a color, sobre soporte de papel o de seda. La mayor parte procede de Japón y de China, aunque también hay obras de Tíbet, Nepal, Irán e India. Destacan los kakejiku o guàzhóu de pintura y caligrafías, que a veces combinan ambas disciplinas artísticas, tanto de origen japonés como chino, así como los biombos japoneses. También son destacables los tankas, mandalas y obras budistas de origen nepalí, tibetano y tailandés, así como las miniaturas persas e indias.
– Estampas japonesas. Datadas entre los períodos Edo (1603-1868) y Meiji (1868-1912) presenta obras de los artistas más significativos de las diferentes escuelas de estampa xilográfica japonesa ukiyo-e.
– Libros ilustrados. La mayor parte son de origen japonés y ofrecen un completo panorama de las diferentes escuelas de pintura del período Edo (1603-1868), incluidas las escuelas japonesas de grabado xilográfico ukiyo-e.
– Esculturas. Están realizadas en diferentes materiales: bronce, piedra, madera, terracota, porcelana, marfil y piedras duras. Algunas tenían finalidad funeraria, otras, religiosa y también de carácter auspicioso-decorativo. Destaca el conjunto de esculturas religiosas búdicas de amplia cronología -la más antigua es una cabeza de Buda de la región de Gandhāra (actual Pakistán) del siglo III- y variados orígenes: Japón, China, Camboya, Tailandia, Birmania e India.
– Cerámicas y porcelanas. Estamos ante uno de los conjuntos más amplios y mejor representados, por su variedad cronológica, técnica, tipológica y ornamental, de la colección. Destacan, por su abundancia y su calidad, las cerámicas y porcelanas chinas.
– Objetos lacados. La mayor parte son de procedencia japonesa, aunque también cuenta con piezas chinas y birmanas. Hay una gran variedad tipológica de objetos, así como de ornamentaciones y técnicas decorativas. Las lacas eran sin duda una de las debilidades del profesor Torralba. Destacan, por su número y su excelente calidad, el conjunto de 75 inrō con sus correspondientes netsuke.
– Otros objetos artísticos. Dentro de esta clasificación encontramos una gran variedad de objetos, de cronologías y procedencias muy diversas, que incluyen desde esmaltes, pipas, botecitos para rapé, abanicos, relicarios budistas, tsuba o guardamanos de espada, un dosel de seda bordada, objetos de metal de carácter ritual, entre otros.
Junto a las piezas de arte oriental, Federico Torralba Soriano donó también su magnífica biblioteca especializada en la materia.