El Museo de Zaragoza atesora en sus fondos un importante archivo fotográfico referente, no sólo a los colecciones propias, si no a la Historia y al patrimonio cultural de Aragón, por lo que se convierte en una fuente imprescindible a la hora de investigar sobre estos temas.
De los documentos gráficos que constituyen nuestro archivo traemos a colación un retrato de estudio que nos muestra la efigie de D. Pedro Armingol Cuartero (a veces se le cita como Armengol). Se trata de un positivo fotográfico de 138 x 98 mm, hecho mediante la técnica del gelatino-bromuro de plata, montado sobre cartulina gruesa, verjurada de color ahuesado de 212 x 147 mm, presenta sello en seco y retintado del estudio fotográfico PANI-OM, entonces situado en la calle Fuencarral 29 de Madrid. En el reverso hay una anotación manuscrita a pluma que dice: “Pedro Armingol Cuartero. Marido de Juana García Ferrández, á los 65 años de edad”. Si tenemos en cuenta que nuestro personaje nació en 1869, la fotografía se realizó hacia 1934. De esta forma hemos puesto rostro a uno de los benefactores del Museo.
Sabemos poco de su vida, nacido en Fréscano era un importante propietario agrícola que tuvo aficiones culturales y tal vez por ello fue nombrado, el 8 de abril de 1923, Académico Correspondiente en Fréscano de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. Falleció en Huesca en junio de 1941.
El interés de este retrato y su relación con el Museo de Zaragoza, vienen dados por que el Pedro Armingol protagonizó a finales de los años 20 del siglo pasado unas exploraciones en el cercano yacimiento arqueológico de El Convento en Mallén. Fruto de aquellos trabajos fue un abundante lote de materiales que donó al Museo de Zaragoza, tal y como aparece reflejado en el Boletín nº 14 de diciembre de 1931.
Así dice aquella publicación del Museo, en su página 91:
“Fue de importancia también la colección de cerámica romana de Mallén, procedente de las excavaciones practicadas por don Pedro Armengol. De dicha colección, seleccionados y montados por el oficial de nuestra secretaría D. Mario Miguel, han salido abundantes vasos y cuencos de cerámica roja sigilata, a los cuales está dedicada una gran vitrina de la Sala Romana. Reflejan tales objetos en su ornamentación de relieve, las costumbres de época de los Emperadores: los juegos de Circo y los juegos de los niños, la fauna y la flora, las divinidades, etc., con ornamentaciones de círculos concéntricos y palmas, etc., etc. Colección de gran importancia artística y arqueológica.”
Este singular conjunto, entre el que destaca la extensa muestra de terra sigillata hispánica, ha estado expuesto en las salas de arqueología romana del museo, bajo diferentes montajes, desde aquel momento hasta la última remodelación. Estos materiales fueron la base de estudios pioneros en la materia, como la tesis doctoral de María de los Ángeles Mezquíriz sobre la sigillata hispánica publicada en 1961. Después algunos otros autores vinculados al Museo de Zaragoza como Miguel Beltrán, Juan Paz y José Ignacio Royo, se han ocupado de aspectos concretos de tan interesante lugar.
Los trabajos de Armingol pusieron de actualidad a este emplazamiento arqueológico que tras muchas vicisitudes (pues estuvo a punto de desaparecer debido al proyecto de una explotación de grava) hoy es propiedad del Gobierno de Aragón y está declarado Bien de Interés Cultural. El Convento tiene una extensión mínima de unas siete hectáreas y media. Posee una ocupación humana que se remonta a la primera Edad del Hierro (siglo VII a.E.) y que termina a finales del siglo III, en pleno imperio romano. En este cerro se identifica con la aglomeración urbana de Belsione que dio nombre a la mansio viaria y al pagus que aparece citado en el Bronce de Agón. En definitiva una aldea que capitalizaba uno de los distritos agrícolas en que estuvo dividido el territorium del Municipum Cascantum (Cascante) a cuya demarcación pertenecía.