Su creación, en 1979, respondió a las nuevas orientaciones de los museos de nuestro país, siguiendo la estela ya marcada por el ICOM, al conceder mayor protagonismo a las tareas educativas y a las acciones culturales propuestas desde la propia institución museística.
Muy pocos eran los museos españoles que entonces podían ofrecer este servicio de manera estable, con un personal preparado y dedicado expresamente al objetivo de introducir el museo en las tareas cotidianas de los centros escolares y demás ámbitos educativos.
El comienzo fue ganarse a los colegios de la ciudad y desde 1980 comenzaron los programas escolares que se consolidaron con gran éxito, de esta manera que llegó a alcanzar más de 30.000 participantes anuales en alguna ocasión. Así se convirtió en habitual la presencia por las salas de grupos de niños y adolescentes, dentro de programas específicos con materiales expresamente elaborados a tal fin, diseñados de acuerdo al currículo y competencias de cada nivel educativo y completados en muchas ocasiones con talleres prácticos: cerámica, telares, mosaicos, o pintura.
La implicación de los docentes fue tan entusiasta que los cursos de formación en la utilización didáctica del museo se prodigaron durante esos primeros años, así como los cursos de prácticas para el alumnado de la entonces Escuela de Formación de Profesorado de EGB, con ediciones sucesivas de unos y otros entre 1985 y 1990.
A partir de 1987 se amplió el marco de actuación con propuestas a sectores socio-culturales específicos tales como tercera edad, discapacidad, educación de personas adultas o jóvenes en programas de garantía social, en todos los casos tras haber escuchado las demandas que formulaban al museo.
Hay una forma de trabajo del Área de Educación y Comunicación del Museo que se ha convertido en “la marca de la casa” y se mantiene año tras año. Se trata de una actividad inicial con los grupos que van a acudir posteriormente al museo. Se realiza en las aulas o locales de las asociaciones para conocer qué es un museo y sus funciones, así como la idea de patrimonio cultural y la relación que hay entre su puesta en valor y su conservación y la sociedad que los alberga.
También la presencia notable de inmigrantes en los comienzos del siglo XXI ha propiciado que las salas de nuestro museo acojan a estos nuevos vecinos, gracias a la mediación que suponen asociaciones y colectivos que trabajan desde la interculturalidad.
El pasado más reciente ha visto la organización de cursos, talleres y actividades variadas desde cuenta cuentos, cursos sobre indumentaria tradicional, talleres de escritura o pintura, teatro o conciertos musicales. La última iniciativa emprendida este mismo año es la participación en el programa que la Asociación Believe in Art lleva a cabo en el servicio de oncopediatría del Hospital Infantil de Zaragoza
Por último las redes sociales han cobrado protagonismo en el día a día del Área de Educación y Comunicación y ahí está la dinamización de Facebook, Twiter y esta misma web con un significativo número de seguidores que crece día a día.
Con esta entrada queremos recalcar la importancia que este trabajo tiene de cara a la sociedad y al propio sentido del un museo que quiere estar vivo e integrase por todos los cauces posible en la comunidad a la que sirve, a la vez que recordar la ingente tarea que durante este periodo de tiempo se ha hecho desde el Museo de Zaragoza en este sentido.
MdZ