Ya es primavera (oriental) en el Museo de Zaragoza

¿Es primavera?
La colina sin nombre
se perdió en la neblina.

Matsuo Basho (1644-1694)

Este año damos una mirada desde oriente a la llegada de la estaciones, ya comenzamos la serie con el invierno y ahora le toca a la primavera, pues el Museo de Zaragoza también siente el paso de las estaciones: los grupos de turistas  y escolares que nos visitan aumentan, la luz arroja sombras diferentes en nuestro patio y nuestras propias colecciones nos recuerdan que este es un tiempo de esplendor y renacimiento de la naturaleza.

´Ishiyakushi´, estampa xilográfica, Ando Hiroshige, 1855

Esto es especialmente acusado en nuestros fondos de arte de Asia Oriental, culturas que han representado la belleza de las cuatro estaciones con especial gusto e interés. Diversos motivos aparecen asociados a esta época, como mariposas, azaleas, glicinias, aves que regresan tras los rigores del invierno, etc…pero, sin duda, es la flor del cerezo en flor la imagen  que mejor representa  la primavera en Japón. De hecho, es costumbre muy extendida la celebración del  hanami ( 花見, lit. «ver flores») el festival de la floración de los cerezos, en el que grupos de amigos y familias se reúnen en parques y rincones de la naturaleza donde estos árboles se muestran en flor. El cerezo o sakura es la flor nacional de Japón y, por su delicadeza, simplicidad y su breve floración, simboliza el carácter efímero de la belleza y de la vida en la cultura japonesa. Cerezos en flor aparecen en una de las estampas de Ando Hiroshige que posee el museo de Zaragoza. También en la colección de lacas abundan los motivos de flor de cerezo, como es el caso de este bello recipiente para el té.

Chaire o recipiente para el té, madera lacada y dorada, s. XIX

Otra flor propia de este tiempo son los lirios, que por su elegante  tallo alargado y su variedad de colores se convirtieron en un motivo favorito de la escuela decorativa Rimpa, surgida en el siglo XVII, y que recubrió con lirios biombos, textiles, muebles y objetos de uso personal como este precioso estuche para tabaco, en el que el lirio se ha representado con incrustaciones de nácar y metales.

Estuche para tabaco, periodo Edo

También encontramos representaciones de lirios entre los fondos pictóricos de la colección Torralba de Arte Oriental. Es el caso del kakemono o pintura colgante “Ran”. Estas pinturas colgantes se mostraban en los austeros y elegantes interiores de las cabañas de té, en una especie de aparador llamado tokonoma y siempre en armonía con un arreglo floral (ikebana) . Los motivos de estas pinturas hacían alusión a la estación en que se estaba o a alguna festividad, por lo que se iban cambiando a lo largo del año.

“Ran”, aguada sobre papel y seda, anónimo, periodo Edo

En otro orden de cosas, la primavera aparece relacionada con el término shunga (“Imágenes de primavera”), que denomina a un género pictórico muy popular durante el periodo Edo (1615-1868). De las escenas más sutiles, a las de más alto voltaje, tuvieron gran demanda entre la burguesía de la época. Se conservan varios álbumes ilustrados con shunga en el Museo de Zaragoza y  en esta  imagen  os mostramos discretamente una de sus portadas. ¡Que disfrutéis de esta primavera!

D. Sagaste

Shunga, s. XIX

 

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