El Museo de Zaragoza ha presentado esta semana una nueva selección de quince grabados de Goya que vienen a sustituir a los que hasta ahora se mostraban al público.
La obra gráfica de Goya tiene en el Museo de Zaragoza un magnífico fondo perteneciente a las series de La Tauromaquia, Los Caprichos, Los Disparates y Los Desastres de la Guerra. Por motivos de conservación, estas obras se han ido renovando con el tiempo mediante exposiciones de corta duración, ofreciendo así la posibilidad de que el público pueda conocer las distintas ediciones de cada una de las series.
Francisco de Goya es una de las máximas figuras del grabado español de todos los tiempos, sus creaciones son la culminación de este lenguaje artístico, del que Goya utiliza como medio de expresión con el que reflejar una visión particularmente intensa y personal de los vicios de una España dormida y los modos de ser del español en el caso de Los Caprichos (1797-1799). O bien nos muestra una brutal crónica y un desgarrado grito antibelicista ante la invasión napoleónica en Los Desastres de la Guerra (1810-1815), hasta llegar a sus cuarenta estampas de la fiesta nacional en La Tauromaquia (1815). Finalmente también se muestran ejemplares de la serie más subjetiva y expresionista editada bajo el título de Los Disparates o Proverbios (1816-1823).
En esta ocasión, el mayor número de obras que se exhiben de nuevo pertenecen a La Tauromaquia, cuya temática versa sobre su historia desde la antigüedad y lances de la lidia protagonizados por figuras del toreo del siglo XVIII. Son ilustrativas las que se exponen como Modo con que los antigüos españoles cazaban los toros a caballo en el campo o peculiares como la estampa titulada Palenque de los moros hechos con burros para defenderse del toro embolado. Como particularidad veremos un mismo tema Temeridad de Martincho en la plaza de Zaragoza, en dos estampas correspondientes a la primera edición de 1816 y a la quinta edición de 1921, cuya serie completa llegó al Museo el 2 de Abril de 1922 por donación del Círculo de Bellas Artes de Madrid a la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, que a su vez la depositó en el Museo de Zaragoza.
También los Desastres de la guerra con ediciones de 1863, cuentan con valiosos ejemplos de estampas cuya iconografía, se centra en una reflexión sobre los aspectos políticos e ideológicos que preceden a la dura contienda. Esta serie fue editada una vez muerto el artista. De sus 82 láminas hemos seleccionado un grupo que constituye una meditación
personal del autor sobre el carácter universal de la guerra, estampas como Murió la verdad o Farándula de Charlatanes, ponen de manifiesto la condición humana y sus consecuencias de comportamientos y actitudes tras la guerra.
En una última vitrina se agrupan los Caprichos y los Disparates. Ambas son alegorías de la vida, del momento en el que Goya vivió y tradujo al campo del arte, los Caprichos reflejan un mundo de cambios, un mundo en crisis que coincidió con la propia crisis del artista, pues fueron realizados a lo largo de los años consecuentes a su misteriosa enfermedad. La lámina El amor y la muerte, expresa un tema romántico con un amargo dolor, consecuencia de un fatal destino en el que Goya rompe con las falsas escenografías y se acerca a la realidad con la mirada propia de un fotógrafo.
En Los Disparates destaca la presentación que hace el artista de temas tan universales como la violencia, el sexo, la crítica al poder establecido, y se enriquece con aspectos lúdicos de las fiestas, el carnaval e incluso con lo grotesco. Un buen ejemplo de ello es la estampa titulada Mujeres subidas a un árbol.