Corría febrero de 1984 cuando María Jesús Dueñas Jiménez, una aventajada licenciada de la sección de Historia de la Universidad de Zaragoza, se asomaba a nuestro museo con ganas de colaborar y, sobre todo, de aprender. Con la experiencia adquirida en las excavaciones de Ampurias y de Uxama en el Burgo de Osma, su ciudad natal, de inmediato se incorporó al equipo de la Colonia Lépida/Celsa (Velilla de Ebro) que estaba bajo la gestión del entonces director del Museo de Zaragoza, Miguel Beltrán Lloris. María Jesús se integró a la perfección en el grupo y en las tareas que se le encomendaron. En poco tiempo se hizo una experta en la taxonomía de la cerámica romana mediante un ingenioso método. A ella acudíamos muchos de nosotros a atender a sus acertadas clasificaciones.

Desde ese momento María Jesús se vinculó al Museo de Zaragoza como colaboradora, desde donde fue escogida por su competencia y capacidad, para codirigir campañas extraordinarias de excavaciones en Lepida/Celsa y en el Convento (Mallén), además de realizar trabajos de laboratorio con materiales de estos yacimientos y de otros procedentes de las excavaciones urbanas de Caesar Augusta.

La escasez de recursos que la administración autonómica empleaba en la gestión de los museos de su gestión o titularidad, hicieron que en 1988 María Jesús Dueñas opositara al cuerpo Administrativo de la Comunidad de Aragón, obteniendo un primer destino en la biblioteca de Teruel. De ahí, pasó al Servicio Provincial de Agricultura de Zaragoza y en 1994, por concurso, al Museo de Zaragoza, donde se reencontró con su vocación y con sus amigos.

Ha sido aquí donde ha desarrollado una fructífera carrera profesional, asumiendo tareas complejas superiores a las que le correspondían por su nivel y grado: biblioteca, intercambio de publicaciones, archivo, registro e inventario de bienes y documentación museológica. Además de todo ello, asumió con ilusión la secretaría del Boletín del Museo en esta última época y la coordinación del sistema DOMUS en el centro. De tal modo era una persona motivada y perfeccionista que cursó la diplomatura de Biblioteconomía y Documentación para que su trabajo se viera acreditado por la competencia técnica.

En lo personal, optimista, generosa, amiga de todo el mundo, compañera ideal. Siempre disponible para socorrer a cualquiera que le pidiera ayuda. Con un sentido del humor inteligente y agudo del que hace recapacitar con una sonrisa a la “soriana”, María Jesús animaba como nadie los momentos festivos en el museo.

En este mes de mayo le ha llegado la fecha de disfrutar de un merecido descanso vital, no nos ha dejado del todo, pues la huella de nuestra querida María Jesús impregna todo el museo.

Isidro Aguilera

Director del Museo de Zaragoza