La celebración de las bodas y su adaptación a la situación actual es un asunto que ha estado en la cabeza de muchos durante estos meses, sin embargo, poco a poco se retoma la actividad. Este tipo de celebraciones ha cambiado muchísimo a lo largo de la historia y hoy hemos querido recordar las bodas de nuestros antepasados en un recorrido por nuestros fondos de etnología.
Los novios de finales del siglo XIX y principios del XX vestían y posaban de modo muy diferente al actual. Era frecuente el uso de algunas prendas como este delantal de uso festivo, confeccionado en hilo de algodón en color rosa, que luciría Cecilia Used de Sacecorbo (Guadalajara) en día de su boda en 1890.
Las mujeres solían casarse vestidas de negro, igual que los hombres, costumbre que ha cambiado mucho con el paso de los años. En el museo conservamos testimonio de la boda de Estanislada Gasca y Teodoro Martínez en 1910: varias fotografías y el vestido de novia. En la fotografía que vemos a continuación aparecen los dos contrayentes de pie. La novia viste traje negro acompañado de mantilla, ramo y prendido floral.
También conservamos una fotografía de la novia junto a sus dos hermanas y otra mujer desconocida, todas ellas visten ropa de ceremonia en color negro. Las hermanas llevan velo y el mismo tipo de manga sobrepuesta que la novia, que es la joven que porta el ramo.
Como decíamos, conservamos el vestido de Estanislada, que se mantiene en perfecto estado. Está compuesto por dos piezas: cuerpo y falda en raso negro brocado. Completan la decoración de la prenda unas mangas largas sobrepuestas y un canesú ovalado confeccionados en algodón blanco con bordado de flores negras.
Por otro lado, conservamos testimonio de las bodas ansotanas que destacan por su singular indumentaria. En esta fotografía que lleva inscrito título, firma del autor y fecha, vemos el traje de novia completo que incluye: camisa de gorguera, mangas sujetas con manguitos, saya negra ceremonial y delantal brocado en oro. En la cabeza, llevaban el peinado de churros que cubrían con la mantilla de tufa que tapaba el rostro, tal como se ve en la imagen de 1926.
Del traje de novio ansotano conservamos tres piezas en el museo: chaleco, calzón y chaqueta, siendo esta última la prenda más llamativa. Se trata de un chibón masculino de paño en color crudo, ribeteado con trencilla negra en puños, cuello y solapas, añade guarnición en puños coderas y solapas con cordoncillo y trencilla de algodón negro. Data de 1880-1920, como el resto de prendas que conforman el traje.
MdZ