Estos días se ha instalado la primavera y, con ella, vamos a recordar algunas obras del museo que por su temática fueron creadas para esta estación o simplemente nos la recuerdan.
Las estaciones del año tienen una importancia clave desde la antigüedad ya que marcan la época de trabajo en el campo. Hace unos días os mostrábamos en Facebook la alegoría del mes de mayo del calendario agrícola procedente de Villa Fortunatus. En este mosaico se representa el signo zodiacal de tauro mediante el toro comiendo mijo. Este cereal se plantaba a comienzos de mes y era imprescindible en la alimentación del ganado, de ahí su asociación con la época que nos ocupa.
Por otro lado, el arte oriental refleja las estaciones a la perfección, con detalle y elegancia. Como sabéis, el museo conserva una importante colección de arte asiático y ya indagamos en la primavera oriental en otra ocasión (ver aquí). Esta vez hemos elegido un objeto singular para ilustrar la primavera. Se trata de una caja No-bentô para contener comida y bebida con el fin de llevarlas de almuerzo campestre. Las botellas de estaño contendrían sake y en el resto de compartimentos se dispondrían los alimentos y elementos de vajilla: dos copas (faltarían otras tres) y cinco platos. A excepción de las botellas, todo el conjunto está realizado en madera tratada con laca japonesa. La decoración muestra abundantes motivos marinos, pero también bambú y aves en la parte superior. Tanto el objeto en sí como la decoración basada en motivos marinos sugieren la primavera avanzada, cercana al verano, donde la vida al aire libre y el mar cobran protagonismo.
Enlazando con la antigüedad, aunque en una obra del siglo XVIII, mostramos esta diosa Ceres dibujada por Hyacinthe Rigaud y grabada por Claude Drevet. Según la mitología romana, esta diosa de la agricultura y de la tierra se reunía cada primavera con su hija Proserpina (Deméter y Perséfone griegas) y del júbilo de su encuentro crecían frutos y granos en abundancia. En esta estampa, Ceres se representa con un haz de espigas y la hoz, que son sus atributos habituales. Esta obra, con su magnífico dibujo y tratamiento del ropaje, despliega toda la suntuosidad del retrato de corte francés y muestra a la diosa como una gran dama de la época a la moda francesa.
Por último, podemos disfrutar de una imagen primaveral, en su fase más avanzada, al observar este lienzo de Gárate. El autor dota a la obra de un aspecto amable y alegre gracias al colorido brillante y luminoso. La abundante vegetación del jardín que se vislumbra al fondo, así como el balcón cubierto por macetas y flores, nos trasladan a esta época en la que podemos observar estas mismas imágenes al natural.
Con este soplo de aire fresco, alegre y colorido nos despedimos dando la bienvenida a un fin de semana en el que vamos a poder disfrutar de la primavera en todo su esplendor.
MdZ