Las obras del patio del museo avanzan a buen ritmo y próximamente alcanzarán al pavimento que está cubierto bajo la galería. Este desarrollo de los trabajos ha obligado a trasladar los vaciados de yeso que se exponían allí y conservarlos en el área de reserva hasta preparar su próxima ubicación.
El Museo de Zaragoza conserva una colección de vaciados en yeso de algunas de las más famosas esculturas de la antigüedad clásica. Se trata de diez reproducciones de bulto redondo que llegaron al museo de la mano de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, como institución responsable de la enseñanza de las artes que incluía en su formación la copia de escultura a través de los vaciados.
Los vaciados que hemos podido disfrutar expuestos durante todo este tiempo representan, por ejemplo, al Apolo del Belvedere, a la Venus de Milo o al Laocoonte de los Museos Vaticanos y, aunque se desconoce su datación exacta, sabemos que son anteriores al siglo XIX. Uno de los datos que permite datar el Laocoonte antes de esa fecha viene a raíz de la curiosa respuesta a la siguiente pregunta: ¿por qué nuestro vaciado tiene una postura diferente a la del Laocoonte original?
El yeso del Museo de Zaragoza copia fielmente la escultura original romana, conservada en los Museos Vaticanos, que se halló en 1506. En el momento de su hallazgo, la obra carecía, entre otros, del brazo derecho del personaje central y se reconstruyó de manera que dicho personaje lo levantaba en alto por encima de su cabeza. Esa imagen perduró desde el siglo XVIII (época de la reconstrucción) hasta principios del siglo XX, cuando se produjo el hallazgo del brazo original en una tienda de antigüedades de Roma (año 1905) y se incorporó a la obra colocándolo en su sitio. A día de hoy, la escultura de los Museos Vaticanos muestra el brazo flexionado. Sin embargo, nuestro Laocoonte presenta el brazo en la postura que se hizo para la reconstrucción del siglo XVIII, por lo que sabemos que es una obra previa a ese momento.
Podéis ampliar información sobre los vaciados del museo en el extenso y completo artículo “La huella de Mengs en los vaciados de escultura clásica del Museo de Zaragoza”, de donde se extrae parte de la información aquí destacada. El artículo lo firma Mª Luisa González Pena y forma parte del Boletín nº 20 del Museo de Zaragoza que fue presentado recientemente.
MdZ